Mi hermanita siempre le ha gustado comer bien. Ella, cuando sirve su comida, sirve bastante porque le gusta quedar completamente saciada. Por lo tanto, en el sexo no era la excepción. Esta putita jovencita quería entregarle su tesoro a un hombre de polla grande. Pero, se estaba decepcionando porque a pesar de estar hermosa, solo querían follarla puras pijas pequeñas. Por ende, un día entró a mi habitación casi que llorando y pidiéndome a gritos que le dejara comerme la pija. Esto debido a que, ella me había pillado masturbándome la noche anterior mirando sus fotos en traje de baño. Sabía que le tenía ganas y de ahí se enganchó para follarme. Realmente, yo quise resistirme, pero al ver su boca tan cerca de mi pija, no pude resistirme... ¿Iré al infierno por esto? ¡Que rico se siente la candela!
Categorías
XXX
Etiquetas
hermanamamadas