Siempre había querido follar en el auto. Pero, nunca se me había cumplido el deseo de tener una puta de culo enorme que tuviera las ganas de comerme la pija ahí adentro. Un día, le confesé a mi madrastra que estaba feliz por comprar mi auto, pero mi felicidad no era completa. Simplemente, porque necesitaba follar con alguien para poder satisfacer mis necesidades. Ella aceptó follarme intensamente y luego de darme unas mamadas, me dio su gran culo para que yo estuviera feliz. ¡Creo que nunca hubiese podido conseguir un mejor coño que el de esta guarra madura para follar en el auto! Mi padre no se enterará, pero ahora comeré la flor todos los días. ¡Quiero hacerla mía y no solo en el auto!
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