Mi hermana se hizo un tatuaje en el culo. Ella estaba muy contenta y se acercó para mostrármelo. Pero, desde entonces, no he podido dejarla de espiar. Me gusta verla cuando se ducha porque siento que es ahí donde mejor le puedo ver el trasero. Para ser más sincero, siempre había tenido ganas de penetrarla. La deseaba en mi cama y, aunque sabia que era mi hermana, las ganas de penetrar su culo me podían más que la conciencia. Un día, la estoy espiando y se da cuenta. Luego de verle sus tetas naturales, me enseña su culo y me da unas mamadas. Me confiesa que estaba enamorada de mi polla y me pide que la folle sin contemplaciones. ¡Nunca pensé que mi hermana me entregaría su tesoro!
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