Mi madre es una puta guarra adicta a la polla que siempre ha necesitado ser follada para ser feliz. Pero, un día, mi padre se molestó con ella porque estaba gastando mucho dinero y, la castigó dejando de darle sexo. Ella estaba muy deprimida y yo no podía verla así. Me hace mucho daño verla triste. Por ello, decidí ofrecerle mi polla para introducirla en su coño y que se sintiera como una puta guarra adicta a la polla y muy feliz. Ella aceptó pero con la condición de que no le dijera nada a mi padre. Yo obviamente no le diré nada, pero creo que la chantajearé porque hasta hoy, es el coño más delicioso que me he comido en la vida. Amo su flor. ¡Es demasiado sabrosa! La volvería a follar todos los días de mi vida.
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